El 26 de noviembre pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio cuenta de la preocupación que ya existía en el mundo científico y, siguiendo el consejo del Grupo Consultivo Técnico sobre la evolución del virus SARS-CoV-2, clasificó como “variante preocupante” a la B.1.1.529 y decidió denominarla con la letra griega ómicron.

Desde entonces, la variante ha hecho gala de esta decisión y ha demostrado su capacidad para contagiar el COVID-19, propagándose rápidamente desde Sudáfrica hacia el resto del mundo.

De hecho, la variante pisó suelo chileno un día antes de esta declaración de la OMS, pues si bien el Ministerio de Salud (Minsal) confirmó la noticia hace sólo unos días, lo cierto es que un extranjero residente en Chile fue diagnosticado como positivo el 25 de noviembre, al tomarse una prueba de PCR en el Aeropuerto Internacional de Santiago, como parte del Protocolo de Viajeros.

Tras ser sometida al proceso de secuenciación genómica en el Instituto de Salud Pública (ISP), se determinó que el suyo no era un caso de COVID-19 cualquiera, y por el cual siguió todos los protocolos y cuarentenas del caso, sino que se trataba del primer caso de ómicron en Chile. Al que se sumaron, por cierto, un segundo ayer y un tercero hoy, según confirmó el Minsal.

¿QUÉ SE SABE DE ESTA VARIANTE?
Por ahora, menos de lo que quisiéramos. Según explica la OMS, tanto en Sudáfrica como en todo el mundo los investigadores están realizando estudios para conocer mejor muchos aspectos de la variante ómicron, pero éstos sólo tienen resultados preliminares y el organismo se comprometió a seguir informando de éstos en la medida que estén disponibles.

Transmisibilidad: aún no está claro si, con respecto a otras variantes, como la delta, esta variante se propaga con mayor facilidad de una persona a otra. El número de personas que ha dado positivo en las pruebas de detección ha aumentado en las zonas de Sudáfrica afectadas por esta variante, pero se están realizando estudios epidemiológicos para determinar si el aumento se debe a esta variante o a otros factores.

Gravedad: se desconoce todavía si el cuadro clínico de la infección por ómicron es más grave que el ocasionado por otras variantes, pero según los datos preliminares las tasas de hospitalización en Sudáfrica van en aumento. Eso sí, de nuevo, esto podría deberse a que hay más personas que han contraído la infección y no necesariamente a que se hayan infectado por la variante ómicron.

Síntomas: los primeros estudios indican que, a diferencia de otras variantes, los contagiados con ómicron no presentan pérdida del gusto o el olfato, que ha sido uno de los síntomas más comunes para sospechar de un posible caso de coronavirus. Por el contrario, al resto de los síntomas habituales se sumarían la fatiga extrema y el pulso alto.

Eficacia de las vacunas: en comparación con las otras “variantes preocupantes”, la OMS teme que el riesgo de reinfección por culpa de ómicron sea mayor, debido a sus mutaciones. No obstante, las farmacéuticas han coincidido en asegurar que, preliminarmente, estar vacunado debería seguir ayudando a proteger de posibles hospitalizaciones o muertes incluso por contagios con ómicron.

LA OPINIÓN CIENTÍFICA
Si bien todavía faltan estudios y muestreos para tener más respuestas en torno a ómicron, la bioquímica Ángela Roco, Subdirectora de Apoyo Clínico del Hospital Metropolitano, nos da algunas luces en el siguiente video respecto al presente de la variante ómicron, el presente de la pandemia y los cuidados que la población debe mantener tanto para ésta como ante la llegada de futuras variantes de COVID-19.