La novedosa técnica para desarrollar vacunas con ARN mensajero (ARNm), que usa este componente genéticamente modificado, se hizo masivamente conocida debido a la pandemia de COVID-19 y a que dos farmacéuticas la utilizaron para desarrollar sus vacunas contra el virus: la Pfizer-BioNTech y la Moderna.

Estas vacunas actúan, en términos simples, haciendo que las células inmunitarias comiencen a producir las partes de la proteína S que se encuentra en la superficie del virus, generando que el organismo produzca los anticuerpos en caso de exposición a la enfermedad.

Lo cierto es que su eficiencia ha sido objeto de profundos análisis y un último estudio, publicado en la revista “New England Journal of Medicine”, asegura que las personas que han completado su plan de vacunación con ellas tienen un 91% menos de probabilidades de desarrollar la enfermedad en comparación con aquellos que deciden no vacunarse.

El estudio, realizado en ocho centros de salud de Estados Unidos, establece además que, en caso de que una persona con el proceso completo se contagiara, las vacunas reducirían de forma notable tanto la gravedad de los síntomas del COVID-19 como la duración de la enfermedad.

Los investigadores, además, explican que sus resultados están entre los primeros que demuestran cómo la vacunación completa con ARNm beneficia también a quienes sufren infecciones intermitentes.

Según Sarang Yoon, quien estuvo a cargo del estudio, la metodología utilizada fue “administrar las vacunas a algunos de los grupos más riesgosos, como el personal de salud que se expone a diario al virus. Y lo que vimos fue que en una gran mayoría se mantuvo protegido contra la enfermedad, mientras que quienes se contagiaron tuvieron un proceso mucho mejor que quienes no se vacunaron”.

De los participantes del estudio, un 5% (204 casos) dio positivo, de los cuales 156 no estaban vacunados, 32 tenían un estado de vacunación “indeterminado” y 16 habían completado el proceso o habían recibido una dosis.

Cabe señalar que la vacuna de Pfizer es, por ahora, la única con ARNm aprobada para su uso en Chile y, de hecho, fue la primera que llegó a Chile, siendo vacunados con ella, en primer término, los trabajadores de la salud, en un proceso que comenzó en el Hospital Metropolitano en vísperas de la Navidad del año pasado.