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19 de mayo de 2021

Psicóloga Paulina Fernández: “La pandemia ha visibilizado los problemas de salud mental en Chile”

Hacia agosto de 2019, poco antes de que se conociera el primer caso de COVID-19 en el mundo, la Encuesta Nacional de Salud revelaba que uno de cada cinco chilenos había tenido una enfermedad mental durante el año precedente. Una cifra ya preocupante, por cierto. La situación parece aún más compleja hoy, luego de que la consultora internacional Ipsos diera a conocer que la salud mental de los chilenos es la segunda que más ha empeorado en el mundo durante la pandemia, por detrás de Turquía.

No es extraño, entonces, que muchos analistas adviertan que, una vez dejada atrás la crisis producto del COVID-19, Chile se enfrentará a dos nuevas pandemias: la de las listas de espera y la de salud mental.

La psicóloga clínica Paulina Fernández, encargada de la unidad de Psicología del Hospital Metropolitano, concuerda en que “a partir de lo que hemos visto en el hospital y de los estudios que se han hecho en el mundo y en Chile, creo evidente que ya hay un incremento en problemas de salud mental”.

“Esto parte porque el tema ha sido minimizado desde antes de la pandemia, con muchos cuadros subtratados y creo que ahora, con la pandemia, hay muchos factores que han hecho que la salud mental de todas las personas empeore”, agrega la profesional.

A su juicio, “ya llevamos un año de pandemia, de confinamiento, con todas las restricciones que esto ha implicado, tanto en la vida social como en lo económico, lo que se suma al miedo a contagiarse o a que muchos hemos perdido a seres queridos, lo que ha hecho que los indicadores de salud mental hayan empeorado muchísimo, sobre todo en los grupos de riesgo”.

Por todo lo anterior es que, más allá de los análisis, lo que hoy corresponde analizar es cómo enfrentar esa eventual próxima pandemia de salud mental, lo que según Fernández “debe partir con un enfoque multidimensional y con un aumento de profesionales en la salud pública, pues hoy en día la canasta de prestaciones de salud mental en la atención primaria o secundaria es bajísima y la gente tiene atenciones cada mes y medio o dos meses, siendo que a lo mejor necesita ser atendida de forma semanal por un especialista”.

La psicóloga advierte, además, que los hospitales públicos no están “todavía” preparados para enfrentar todas las necesidades de las personas en torno a la salud mental, pero asegura que “hoy lo estamos más que antes” y “en el caso de nuestro hospital, la unidad se ha ido potenciando desde que llegó la primera psicóloga, en septiembre pasado, incorporándonos cada día más al trabajo multidisciplinario que se requiere con los equipos clínicos”.

Aclara, eso sí, que esta labor requiere de la “voluntad de todos los actores, pues, por ejemplo, a veces necesitamos de la ayuda de un kinesiólogo o un fonoaudiólogo para atender a un paciente. Por suerte, en nuestro hospital hay mucho interés en generar trabajos multidisciplinarios y contamos con equipos jóvenes, que suelen ser más flexibles para enfrentar este tema”.

CAMBIO DE MIRADA
La pandemia, sin duda, ha visibilizado el tema de la salud mental y cambiado la percepción en torno a la necesidad de atención de este tipo de trastornos. Algo que, según Fernández, es parte de un proceso “lento, no sólo de ahora, sino que de las últimas décadas, en que se ha ido democratizando la salud mental como un derecho”, lejos de esa percepción antigua de personas con enfermedades psiquiátricas que terminaban en un sanatorio, encerrados y casi sin una solución real a sus problemas.

“Creo que ha habido un cambio de mirada”, afirma la psicóloga clínica, pues “todos los seres humanos, al vernos en situaciones de estrés prolongadas, podemos tener sufrimientos síquicos o síntomas, sin tener necesariamente una enfermedad psiquiátrica, lo cual requiere un apoyo profesional”.

Explica que “en los últimos meses han aparecido muchos programas de apoyo gratuitos telefónicos y eso ayuda mucho a entender que esto, incluso, puede ser como cuando uno se hace un chequeo físico preventivo”. En este sentido, la plataforma Hospital Digital del Minsal, por ejemplo, habilitó un proyecto en tal sentido dirigido a los funcionarios de la salud, tan expuestos durante esta pandemia.

UN CISNE NEGRO
Paulina Fernández resume este año en pandemia como “un cisne negro, un evento extraordinariamente raro, que nadie se veía venir, pero del cual debemos ser capaces de extraer lo positivo, partiendo por el hecho de que esto nos ha obligado a unirnos y a formar redes. Es inevitable pasarlo mal en el camino, pero debemos aprender, sacar lecciones de esto y crecer”.

“Es algo que veo en muchos pacientes, que rescatan como positivo el que pudieron ver sus vidas desde otra perspectiva, eso es algo muy común en sus relatos. Muchos otros cuentan que se unieron más con sus familias o que han podido sentarse a conversar, cosa que antes no pasaba. El ser humano es resiliente y sabe sacar lecciones hasta de las situaciones más adversas”, asegura.

La psicóloga cree que “no habrá un día exacto en que esto termine, sino que será un proceso muy gradual, pero que me lo imagino como posterior a un tsunami, en que saldremos a la calle a ver en qué estamos, a mirarnos, a reconocernos… será muy extraño y algo loco verle la cara a gente con la que convives a diario, pero sólo le has visto los ojos. Cuando se viven momentos traumáticos, las personas demuestran ser muy flexibles, pueden sobrevivir a lo imposible. Y, lo más importante, son capaces de sacar lecciones para el futuro. Ese debe ser nuestro norte”.